BODEGAS ZAPATA

CRIANZA DEL VINO. BARRICAS DE MADERA VS TANQUES DE ACERO

BARRICAS MADERA VS TANQUES ACERO BODEGAS ZAPATA

Cuando hablamos de crianza de vinos, hay dos protagonistas que compiten por el corazón (y el paladar) de los amantes del vino: las barricas de madera y los tanques de acero inoxidable. Pero ¿qué diferencia hay entre estos dos sistemas de la vinificación? ¿Es uno mejor que otro? Como afirman los expertos enólogos: «La crianza del vino es como cocinar un buen guiso: el tiempo y los ingredientes correctos son fundamentales, pero el recipiente puede cambiarlo todo».

BARRICAS DE MADERA: EL CLÁSICO ELEGANTE

Las barricas de madera son el equivalente a un traje de sastre: elegantes, tradicionales y con un aire de sofisticación. Este sistema de crianza del vino es un magnífico catalizador de sabores, un alquimista silencioso y una herramienta indispensable para las bodegas que buscan imprimir carácter y complejidad a sus creaciones. En la mayoría de las bodegas, se suele recurrir principalmente a las barricas de roble francés, que imprimen elegancia y notas especiadas, y de roble americano, que suele dar lugar a sabores más intensos, como coco y vainilla.

Más allá de simplemente guardar el vino, las barricas de madera ofrecen ventajas como:

  1. Aportan sabores y aromas. La madera interactúa con el vino, regalándole notas de vainilla, frutos secos, caramelo, especias o incluso un toque ahumado. Los matices en aromas y sabores dependerán del tipo de madera, de la edad de la barrica, su grado de tueste y su capacidad. Este aporte es clave para vinos de crianza y reserva, que adquieren complejidad aromática gracias a la barrica.
  2. Microoxigenación. A través de los poros de la madera de las barricas, pequeñísimas cantidades de oxígeno entran en contacto con el vino, suavizando sus taninos, haciendo que el vino sea más agradable en boca y dándole una textura más sedosa. Esto es crucial para vinos tintos potentes que necesitan domar su carácter. Además, la oxigenación favorece la estabilización del color y el desarrollo de aromas más complejos, aumentando la capacidad del vino para envejecer y evolucionar favorablemente.
  3. Conservan y refinan el vino. La madera absorbe impurezas y contribuye a la clarificación natural del vino, donde los sabores se integran de manera armoniosa, creando un perfil más equilibrado.
  4. Envejecimiento clásico. No todas las barricas son iguales. La diferencia entre una barrica nueva y una usada es significativa. Las nuevas aportan una mayor concentración de aromas y sabores, mientras que las usadas tienen un impacto más sutil, ideal para resaltar la fruta en lugar de la madera. En muchos casos, las bodegas optan por combinar barricas de distintas edades para lograr un equilibrio perfecto.


Sin embargo, las barricas tienen su talón de Aquiles. Son costosas, requieren mantenimiento (limpieza y cuidado como si fueran un Ferrari) y, tarde o temprano, pierden su poder de transformación del vino.

TANQUES DE ACERO INOXIDABLE: EL MODERNO PRÁCTICO

Por otro lado, los tanques de acero inoxidable son el equivalente a una cocina de alta gama y tecnología puntera: limpios, eficientes y sin sorpresas. Fueron introducidos para revolucionar la vinificación, especialmente en vinos blancos y rosados. Sus principales ventajas son:

  1. Neutralidad total. A diferencia de las barricas de madera, los tanques de acero no aportan ningún sabor adicional al vino. Esto es ideal cuando el objetivo es resaltar la pureza de la fruta y las características varietales.
  2. Control de temperatura. Los tanques de acero tienen sistemas integrados para mantener la temperatura bajo control durante la fermentación y el almacenamiento. Esto es perfecto cuando tratamos vinos frescos, como nuestro blanco Albillo Mayor o el atrevido Rosado.
  3. Practicidad. Son fáciles de limpiar, no requieren reemplazo constante y pueden usarse durante años sin perder eficiencia.


Por supuesto, los tanques de acero no tienen el glamour ni la mística de las barricas. Algunos podrían decir que son un poco fríos o demasiado industriales, pero su practicidad es innegable.

¿Y QUÉ PASA CON EL SABOR?

Aquí viene lo importante: el sabor. Si prefieres vinos complejos, con capas de especias y una textura sedosa, probablemente te enamoren los criados en barrica de madera. Pero si lo tuyo son los vinos frescos, frutales y con una acidez vibrante, los tanques de acero son los mejores aliados.

Lo interesante en este punto es que muchos enólogos optan por combinar ambos métodos. Por ejemplo, pueden fermentar el vino en acero y luego envejecer una parte en madera para lograr un equilibrio entre frescura y complejidad. ¡Lo mejor de los dos mundos!

CONCLUSIÓN: ¿CLÁSICO O MODERNO?

Al final, no se trata de cuál es mejor, sino de qué estilo prefieres. Las barricas de madera son como una sinfonía clásica: ricas, complejas y llenas de historia. Los tanques de acero son como una canción pop pegadiza: frescos, directos y modernos.

En cualquier caso, y honestamente, mientras el vino que tomemos esté rico, ¿quién puede quejarse del sistema de crianza utilizado? ¡A disfrutar!

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